El absurdo de la exigencia

El mundo del fútbol base lo estamos complicando cada vez más para los niños, unos chavales que se enfrentan a situaciones que son ya de por sí duras, como no jugar, las lesiones etc... pero hoy día, por encima de todo, la presión de los padres, que es muy difícil de sobrellevar. Por todo ello, la labor de los clubes, cada día ya no solo es dar un servicio deportivo, sino dar un servicio complementario de preparación educativa a los niños para prevenirles, en un gran número de casos, de las exigencias de sus padres.
Familias que quieren el equipo a la medida de sus hijos. Que sea un equipo que gane siempre, en el que todos jueguen –sobre todo el hijo en cuestión para que no sufra un trauma- y además en el que estén sus amigos de toda la vida. Un verdadero ejercicio de malabarismo para los clubes que “tragan” por miedo a que el papá o mamá en cuestión no le dé una rabieta y se lleve al niño a otro club y deje el equipo en cuadro.
Cada vez es más común encontrarse gradas repletas de papás y mamás dando instrucciones a sus hijos – y a sus compañeros- de cómo deben jugar. Instrucciones técnicas, tácticas, de estrategia…un gran grupo de entrenadores en potencia que cuando se les pide desde un club modesto ayudar en la directiva, de delegado de un equipo, evidentemente dicen que no. No solo te dicen que no porque no tienen tiempo pero sí que te dicen cómo debe dirigirse el club, los equipos e incluso los contenidos del entrenamiento. Ahora bien, ante propuestas de ayudas reconocen que no están preparados para ello.
Las familias deben entender los verdaderos objetivos de un club deportivo, cómo diseñar la estructura de un club, deben entender que en muchos clubes modestos es muy complicado encontrar formadores, educadores o entrenadores preparados para llevar la gestión de un equipo de niños o de adolescentes. Las familias deben entender que por el mero hecho de pagar una cuota no garantiza la comodidad y la felicidad de las doscientas o trescientas familias que forman un club deportivo aunque sí debería garantizarse un servicio educativo y deportivo, pero por supuesto nunca garantizar que el equipo de su hijo gane todos los partidos de la gran Primera Superdivisión Provincial, que su hijo juegue todos los minutos posibles y que sea el máximo goleador de la ciudad.

¿Es realmente un servicio educativo el fútbol base?
Chechu Martín
Parece que los clubes modestos tienen mucha dificultad para encontrar entrenadores. Pero entrenadores hay, el problema es que estos entrenadores estén dispuestos a ir a esos clubes, a cambio de una baja remuneración o, a veces, ninguna; dispuestos a ir a dirigir un equipo de niños con un nivel medio o bajo. Normalmente los entrenadores titulados solicitan y con razón una remuneración económica coherente a su titulación y además, a ser posible, dirigir un equipo de nivel con niños o chavales con buenas prestaciones técnicas. Incluso si el equipo juega en competición autonómica mejor, y si no, al menos en un primera provincial.
Pero quizá sí que faltan entrenadores dispuestos a asumir responsabilidades deportivas y humanas, sacrificar su tiempo libre de semana y fin de semana, entender que dirigir un equipo de bajo nivel técnico y que progrese es un indicador muy alto de su valía y competencia. Entender que entrenar no es solo alinear sino que es un proceso de educación y de enseñanza. Entrenar no puede ser solamente un hobby. El mejor entrenador, el mejor educador, el mejor “enseñador de fútbol” debe estar en la base, con niños ávidos de aprender y progresar.
El eterno problema parte de las carencias de los clubes a la hora de disponer de un alto presupuesto para poder abastecer las peticiones de los “grandes entrenadores”. Las ayudas a clubes con equipos no autonómicos o nacionales son cada vez más escasas, las familias ponen el grito en el cielo si las cuotas son altas por lo que la solución comienza poniendo las cuentas sobre la mesa y hacer entender a familias, entidades y organismos la necesidad de profesionalizar la situación. Nunca llevaríamos a nuestros hijos a clases de inglés con alguien que no domina la materia solo porque las clases son baratas.
A pesar de todo se debería encontrar alguna otra solución más allá de subir cuotas a las familias. Ya, muchas familias van justas y se quejan cuando hay una pequeña subida.
El deporte no debe depender sólo de las familias; las instituciones y los impuestos no deberían ser sólo para rescatar bancos o para hacer autopistas.
Tradicionalmente y cada vez más a nivel gubernamental no se invierte en personas, se invierte en servicios e infraestructuras dejando a un lado la necesidad formativa y humana. Y como todo esto es inviable a día de hoy no queda otra opción que prevalezca la vocación y la ilusión. Muchos clubes comienzan a ayudar a la formación y proponer autoformación pero como siempre esto son impulsos de personas persistentes e ilusionadas, nunca procede de ayudas externas no solo económicas sino también de asesoramiento.
Lo más triste de todo es analizar el presupuesto de los clubes y ver como un alto porcentaje se evapora en licencias y/o arbitrajes de las categorías más mayores (juveniles y aficionados), además de pequeñas (grandes) multas de la delegación de turno por hechos irrisorios como que un equipo se ha equivocado en enviar un listado de dorsales.
Hoy en día para el 80% de la sociedad el deporte sigue siendo ocio, y no salud, ni educación. Hasta que esa concepción no cambie, nuestro sector no tendrá la posición que se merece.
Lo que no puede ser es que se sigan ofertando trabajos profesionales con condiciones de risa para luego decir que no se encuentran profesionales y luego valga poner a cualquiera... Las consecuencias las paga quien no debería...los niños en plena formación que en la mayoría de las ocasiones están entrenados por personas no formadas a los que los clubes solo les exigen su buena voluntad para que el equipo salga adelante y complete la temporada sin sobresaltos ni problemas.
Lo que si es cierto y eso tardará mucho en cambiar es que a muchas familias no les importa pagar 100€ mensuales para que sus niños vayan a inglés, pero una subida en cuotas de 10 o 15€ en fútbol les parece un robo.
CUOTA PARA PRACTICAR NATACIÓN: 170 € trimestre…Anual 510 €
CUOTA PARA PRACTICAR ATLETISMO: 200 € anuales.
CUOTA PARA PRACTICAR NATACION SINCRONIZADA. 650€ anuales
CUOTA PARA PRACTICAR TENIS (niños de 5 a 13 años) 1250€ anual
CUOTA PARA PRACTICAR JUDO 170€ anuales
CUOTA PARA PRACTICAR EQUITACIÓN 1600€ anuales.
CUOTA PARA PRACTICAR FÚTBOL (club modesto) 200 € anuales.
CUOTA PARA PRACTICAR BALONCESTO (club modesto) 150€ anuales.
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Todas estas cuotas son un promedio de varios clubes e instituciones según deporte.
Chechu Martín
Apoyo al juego limpio por FRANCISCO RUBIO

Francisco Rubio Sánchez
Ex-presidente del Comité de Competición de la RFEF.
Doctor en Derecho.
Es para mi un placer asomarme a esta ventana de Once contra Once, para mostrar mi apoyo y solidaridad a todos los que realizan encomiables esfuerzos y emprenden proyectos como éste, en favor de la deportividad y el juego limpio. Porque cada día somos más los que creemos en los valores en el deporte, tanto en la cancha como en la grada, tanto en el deporte de élite como en el deporte base.
Para ello, tenemos que preocuparnos por conocer y cumplir las normas. Y debemos respetar la figura del árbitro, asumir sus escasos errores, enseñando a nuestros hijos a disfrutar de lo que es fundamentalmente un juego. Nada más y nada menos que eso: un simple juego.
Los padres y educadores debemos ser un ejemplar espejo en el que puedan mirarse los niños, para lo cual debemos ser los primeros en disfrutar y hacer que disfruten del deporte. Saber ganar y saber perder es fundamental en las primeras edades.
Queda mucho por hacer. Es indudable, porque siguen existiendo algunos deportistas, entrenadores, espectadores y padres que carecen de valores o, lo que es aun peor, tienen sus valores invertidos: premiando valores negativos como la trampa o la picaresca, apoyando la violencia, alegrándose o celebrando el mal ajeno y otras lacras contrarias a lo que los demás pretendemos. Pero esa triste realidad no es más que uno de los obstáculos que debemos salvar entre todos, con iniciativas como Once contra Once.

GUÍA DE SUPERVIVIENCIA PARA AFRONTAR LA TEMPORADA DE NUESTROS HIJOS
Chechu Martín
Suele ser el momento por estas fechas cuando una gran cantidad de papás y mamás comienzan a preocuparse por las letras. Sí, las letras de los equipos donde sus vástagos van a jugar a lo largo de la temporada. “Que si me lo vas a poner en el B, que ahí no están sus amigos”; “Que si mi hijo no juega en el A me lo llevo a otro club”; “que sí lo pones en el C me lo estás hundiendo y bajando la autoestima”…
La tarea de los clubes, desde la coordinación o dirección deportiva debe ser respetada por las familias al igual que se respeta la clase y el curso de los alumnos en los colegios. Probablemente la separación por niveles esté analizada, valorada y consensuada por parte de entrenadores y coordinadores del club para buscar el beneficio tanto del club, como del equipo y sobre todo, del propio jugador.
Una vez iniciada la temporada comenzará la continua cantinela de los papás y mamás especialistas en chillidos equipados de palabras malsonantes. Es harta complicada la tarea de llevar a buen puerto el ideario de un club si éste está poblado por esta fauna de padres y madres cuando una vez que el colegiado pita el inicio de un partido, se dedican a llevar su “ritmo educativo” como papás hooligans menospreciando rivales, árbitros, entrenadores y compañeros del propio hijo.
Quizá el problema absoluto tenga nombre y apellidos, por un lado, la ansiedad por el RESULTADO y por otro, el RECONOCIMIENTO DEL ENTORNO hacia su hijo. Y la respuesta al problema debe estar en que “no necesitamos hijos goleadores” y menos a padres que se pasan el partido dando instrucciones no solo a su hijo sino también a sus compañeros, al entrenador y a todo lo que se mueve por la zona, poniendo la guinda con la gran frase directa a su pequeño retoño: “juégatela tú”.
Lo que de verdad necesita el fútbol base es padres, madres, familiares, en general, que se dediquen a apoyar a sus hijos, sobre todo, cuando no le han ido bien las cosas en un entreno o en un partido.
En definitiva, el perfil del padre/madre debe ser:
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OBSERVADOR
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FACILITADOR
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ANIMADOR
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MOTIVADOR
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EMPATICO
“Una de las mejores herencias que podemos dejar a nuestros hijos es habernos comportado siempre de forma ejemplar”